El torneo de Wimbledon acaba de finalizar con la histórica victoria de Jannik Sinner, el primer tenista italiano en ganar este torneo.
Wimbledon es el torneo de tenis más antiguo y prestigioso del mundo, que se juega sobre hierba. Es el único Grand Slam que exige una vestimenta casi completamente blanca a sus participantes, manteniendo así una larga tradición.
Los eventos de talla mundial a menudo esconden tradiciones que deleitarían a cualquier aficionado a la gastronomía. En España, por ejemplo, los Premios Princesa de Asturias agasajan a sus invitados con un dulce autóctono de la región. De manera similar, el prestigioso campeonato de tenis de Wimbledon, uno de los torneos más icónicos del deporte, posee una costumbre culinaria igualmente entrañable: las fresas con nata. ¿Pero sabes el motivo de esta tradición?
Durante las jornadas del torneo, que en esta edición ha visto triunfar Jannik Sinner, se sirve un postre británico cuyo protagonista indiscutible es la fresa. Aunque el origen exacto de esta tradición sigue siendo un misterio, es innegable que no se puede hablar de Wimbledon sin mencionar este deleite veraniego, que combina la fruta por excelencia de la estación con la cremosidad de la nata.
Según se detalla en la página web oficial del campeonato, la fruta estrella es cultivada por la empresa Hugh Lowe Farms, situada a unos 50 kilómetros de las instalaciones del All England Club. Para garantizar una calidad y sabor excepcionales, se utiliza una variedad específica conocida como ‘Malling Centenary’.
La magnitud de esta tradición es asombrosa: se estima que se consumen cerca de 34,8 toneladas de fresas a lo largo de los días que dura el Grand Slam. Para satisfacer esta demanda masiva, se cultivan cien mil plantas a finales de marzo. Las bayas se recogen a mano y son transportadas cada mañana al All England Club, el epicentro de los torneos de tenis de Wimbledon. Una vez allí, el propio equipo de Alimentos y Bebidas del evento se encarga de inspeccionarlas rigurosamente para asegurar su calidad y evitar cualquier riesgo para la salud.
Las fresas de Wimbledon tienen un ciclo de vida completo: los excedentes se congelan para elaborar una mermelada que luego se usa en los bollos y el bizcocho Victoria del Wingfield Café, abierto todo el año. Esta tradición, que data del siglo XIX, demuestra cómo la gastronomía y el deporte se entrelazan para crear experiencias inolvidables.
Son muchas las personas que deciden cambiar vida, y lo hacen en diferentes maneras: quien…
Todo el mundo la conocía como Camilla Parker Bowles, pero ahora Reina Camilla, es la…
Internet ya forma parte de nuestra vida diaria, tanto en el trabajo como en la…
Desde el día de su elección, el Papa León XIV inmediatamente atrajo mucha simpatía y…
El overturismo es el fenómeno por el cual un destino turístico recibe una cantidad excesiva…
¿Cuánto cuesta comer en el mejor restaurante del mundo? Aquí te contamos cómo puedes tener…