Hablar de sangría es hablar de fiesta, de verano y de esas reuniones donde el tiempo pasa entre risas y conversaciones sin prisa.
Esta bebida española, que mezcla vino, frutas y especias, ha viajado por el mundo y se ha convertido en símbolo de hospitalidad. Sin embargo, más allá de su fama internacional, la verdadera magia está en prepararla uno mismo, con ingredientes frescos y el toque personal que cada quien puede darle.
Lo bonito de la sangría es que no exige complicaciones: es una receta sencilla, flexible y abierta a la creatividad. Puedes seguir la tradición o atreverte con combinaciones nuevas, siempre manteniendo su esencia refrescante.
Pero antes de revelar la lista de ingredientes y los pasos para elaborarla, conviene detenerse un momento: lo que hace especial a una buena jarra de sangría no es solo la calidad del vino o el tipo de frutas, sino la paciencia en dejarla reposar y permitir que todos los sabores se abracen entre sí.
La receta de la Sangria que te propongo busca el equilibrio entre lo clásico y un pequeño giro personal. No es rígida: si falta un ingrediente, se puede sustituir; si prefieres un sabor más dulce o más ácido, basta con ajustar las proporciones.
Lo importante es que al final tengas una bebida fresca, ligera y con carácter.
Aquí tienes lo que necesitas para empezar:
Ingredientes:
1 botella de vino tinto joven (mejor si es afrutado).
2 naranjas maduras.
1 limón grande.
2 melocotones o duraznos.
1 manzana verde.
2 cucharadas de azúcar moreno.
1 rama de canela.
1 vaso pequeño de licor de naranja (tipo Cointreau o Triple Sec).
Agua con gas o soda, al gusto.
Cubitos de hielo.
Preparación:
Lava bien toda la fruta y corta la naranja y el limón en rodajas finas.
Pela los melocotones y la manzana, córtalos en dados pequeños y colócalos en una jarra amplia.
Añade el azúcar moreno y remueve suavemente para que las frutas suelten un poco de jugo.
Incorpora el vino tinto y mezcla todo con una cuchara de madera.
Agrega el licor de naranja y la rama de canela. Vuelve a remover para integrar sabores.
Deja reposar la jarra en la nevera durante al menos 3-4 horas. Si puedes prepararla la noche anterior, todavía mejor: así el vino absorbe bien la esencia de la fruta.
Justo antes de servir, añade soda o agua con gas para darle un punto de frescura y burbujas. Completa con abundante hielo.
El resultado es una bebida que combina dulzura, acidez y frescura, perfecta para una tarde soleada o una cena con amigos. Y lo mejor de todo es que no hay una única versión: puedes experimentar con frutos rojos, cambiar el licor o incluso probar con vino blanco para darle un aire distinto.
Al final, la sangría no es solo una receta, es una excusa para compartir. Cada jarra cuenta una historia, y quizá la próxima sea la tuya: ¿ya sabes con quién te gustaría brindar?
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