Tumbas anómalas de más de 2 000 años, aquí el hallazgo

Un importante descubrimiento arqueológico en Valencia, España, ha arrojado luz sobre la identidad de algunos de los primeros colonos de la ciudad romana de Valentia, desenterrando tumbas de más de 2 000 años que presentan características funerarias completamente atípicas para la región ibérica y que han desconcertado a los investigadores.

El hallazgo fue presentado recientemente por un equipo internacional de arqueólogos liderado por Albert Ribera del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) dentro de un proyecto de la Universidad de Valencia. Estas tumbas, que datan aproximadamente de finales del siglo II a.C., no encajaban con los patrones funerarios típicos de la antigua Hispania, lo que llevó al equipo a investigar posibles conexiones culturales con otras regiones del Mediterráneo.

Tras un análisis comparativo exhaustivo, los investigadores establecieron fuertes similitudes entre las tumbas valencianas y las halladas en la región de los Pelignos en el centro de Italia, concretamente en el área de Corfinio, en la provincia de L’Aquila (Abruzzo). Las características arquitectónicas de las estructuras, la organización del espacio subterráneo, las prácticas de deposición y los detalles de los ajuares funerarios coincidían de forma tan estrecha que sugieren la presencia de individuos de origen peligno enterrados en Valencia.

Los Pelignos eran una comunidad prerromana del centro de Italia que ocupaba un territorio en los Apeninos, entre las montañas del Sirente‑Velino y la Maiella, con una fuerte identidad cultural y prácticas sociales bien definidas. Su lengua formaba parte del grupo osco‑umbro, y su organización territorial estaba basada en comunidades locales con élites claramente identificables también a través de sus costumbres funerarias.

Tumbas anomalas

Los restos valencianos sugieren que estos grupos pelignos no solo interactuaron con Roma, sino que podrían haber formado parte del contingente de colonos enviados durante la fundación de Valentia en el año 138 a.C. por la República romana. Este enfoque supera la hipótesis tradicional de una simple presencia “italica” genérica y apunta a una contribución mucho más específica.

Las tumbas, con estructuras subterráneas complejas y técnicas de sepultura que remiten a tradiciones del interior de Italia, representan una prueba tangible de que no todos los colonizadores de Valentia seguían modelos funerarios latinos estándar, sino que mantenían prácticas culturales propias arraigadas en su origen geográfico y étnico.

Además, los investigadores analizaron los contextos históricos de estos grupos pelignos y su inserción en los procesos de expansión romana. Aunque aliados de Roma, los Pelignos conservaron tradiciones culturales distintas que se reflejan en los rituales mortuorios y en la arquitectura funeraria, incluso cuando participaron en campañas de colonización lejos de su tierra natal.

Este descubrimiento no solo arroja nueva luz sobre la génesis de Valentia, sino que también abre un debate más amplio sobre la diversidad étnica y cultural dentro de las primeras colonias romanas en Hispania. Las tumbas anómalas representan una evidencia física de cómo grupos específicos de la península italiana contribuyeron a la expansión del mundo romano, llevando consigo sus tradiciones y formas de concebir la muerte y el más allá.

El hallazgo fue presentado en el Congreso Internacional de Arqueología celebrado recientemente en la Universidad de Valencia, donde expertos discutieron cómo este tipo de evidencia puede redefinir nuestra comprensión de los procesos de romanización y colonización en el Mediterráneo occidental.

En resumen, estas tumbas atípicas de más de 2 000 años no solo desafían las expectativas sobre los patrones funerarios de la antigua Hispania, sino que también conectan el pasado mediterráneo de España con culturas específicas del centro de Italia, ofreciendo una perspectiva más compleja y rica de los orígenes de Valentia.