En diciembre de 2025, se confirmó un brote de peste suina africana (PSA) en la región de Cataluña, España. Los primeros casos aparecieron cuando dos jabalíes fueron hallados muertos en la zona de Parque Natural de Collserola, cerca de Barcelona.
Este hecho marca la primera vez que el virus reaparece en España desde 1994.
Ante la gravedad, las autoridades catalanas y españolas reaccionaron de inmediato: se instaló una zona de exclusión de 6 a 20 km alrededor del foco, se restringió el movimiento de cerdos domésticos y se suspendieron las exportaciones de carne de cerdo desde las áreas afectadas.
Además, se desplegó un operativo conjunto con más de 700 agentes —entre rurales, policías y militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME)— para buscar cadáveres de jabalíes, recopilar muestras, controlar el perímetro y evitar la propagación del virus.
Hasta la fecha, se han detectado al menos 13 jabalíes infectados dentro del área confinada. Pese a ello, las granjas de cerdos ubicadas en un radio de 20 km han sido inspeccionadas y hasta ahora ninguna ha dado positivo: por tanto, no hay evidencia de que la enfermedad haya llegado a la ganadería doméstica.
Para reforzar la respuesta, la Unione Europea ha enviado un equipo de veterinarios especializados a Cataluña para apoyar a las autoridades en las tareas de contención y vigilancia.
Se ha confirmado que la PSA no representa un riesgo para la salud humana y que no se transmite al consumir carne de cerdo —aunque, por precaución, se han detenido las exportaciones desde las zonas afectadas.
El brote ha generado una fuerte preocupación en el sector porcino español, una de las bases agroalimentarias del país. España es —junto con Cataluña— un importante productor y exportador de cerdo, por lo que la detección de la enfermedad impacta seriamente en el comercio y en la confianza de los mercados internacionales.
Las restricciones a los movimientos de ganado, la paralización de exportaciones y el refuerzo de las medidas de bioseguridad han alterado la cadena de producción. El gobierno catalán ya ha previsto una línea de crédito urgente de 50 millones de euros para las explotaciones afectadas y para compensar posibles pérdidas derivadas de las restricciones.
Las autoridades sanitarias han puesto en marcha un plan de control de la población de jabalíes, mediante capturas selectivas y la eliminación de los animales infectados o muertos. Esta acción es considerada clave para contener la enfermedad.
Por ahora, el brote parece limitado al área de Collserola, lo que alienta a pensar que la contención podría tener éxito. No obstante, el riesgo permanece: si la enfermedad logra propagarse hacia otras zonas, podría desencadenar problemas aún mayores para la ganadería, la exportación y la biodiversidad local.
En conclusión —la aparición de la peste suina africana en Cataluña representa una emergencia sanitaria y económica significativa. Las medidas inmediatas han logrado, de momento, contener la propagación entre fauna salvaje y evitar la infección en las granjas domésticas. Pero la vigilancia continúa: el futuro del sector porcino español depende en gran parte de la eficacia de los controles, la bioseguridad y la colaboración ciudadana.
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