En noviembre de 2025, el desempleo en España registró una notable caída: el número de parados bajó en 18.800 personas, es decir una reducción de aproximadamente –0,77% respecto al mes anterior.
Este descenso supera las expectativas del mercado, que preveían una caída de sólo 12.400 desempleados. El dato absoluto de personas desempleadas quedó en 2.424.961, marcando el nivel más bajo en un noviembre desde 2007.
Además, la cifra de desempleo juvenil también se redujo: el número de jóvenes sin trabajo descendió hasta 188.322, el mínimo histórico para ese mes desde que se recopilan series oficiales.
Este retroceso del desempleo se produce tras un octubre en el que el paro había aumentado —entre otros motivos, por factores estacionales— cuando se registraron 22.101 personas desempleadas más.
El rebote a la baja en noviembre sugiere una recuperación, quizás impulsada por la reactivación de ciertos sectores o por políticas de empleo efectivas.
Comparado con ano anteriore
Comparado con noviembre del año anterior, la disminución es aún más significativa: el número de desempleados bajó en 161.000 personas, una reducción interanual del 6,2%.
Esa caída tan pronunciada reafirma que el mercado laboral español vuelve a moverse —aunque lentamente— hacia niveles de desempleo más bajos, incluso si aún permanece por encima de muchos promedios europeos.
Pese a estos avances, conviene observar con cautela otros indicadores estructurales. El informativo dato de bajada mensual no necesariamente implica estabilidad: la creación de empleo podría estar sujeta a temporalidad, estacionalidad o a un uso intensificado de contratos de corta duración. Además, aunque la tasa de desempleo haya caído, la calidad del empleo, la precariedad y la vulnerabilidad laboral siguen siendo temas relevantes para muchos trabajadores, especialmente jóvenes.
En un contexto macroeconómico más amplio, las buenas cifras de desempleo se alinean con previsiones favorables para la economía española: OECD (OCSE) ha revisado al alza su pronóstico de crecimiento del PIB para España en 2025, lo que sugiere que la demanda interna y la recuperación del consumo pueden reforzar la creación de empleos.
En conclusión —y si bien quedan desafíos por delante— los datos de noviembre de 2025 ofrecen motivos para cierto optimismo: la caída del desempleo, tanto general como juvenil, marca una tendencia favorable. Si este impulso se mantiene y se acompaña de políticas laborales que promuevan empleo estable y de calidad, España podría avanzar hacia una recuperación más sólida del mercado de trabajo.
