El debate sobre el cambio horario vuelve a generar controversia en España y en toda la Unión Europea. Mientras algunos países se preparan para ajustar los relojes y volver a la hora solar a finales de octubre, el primer ministro español, Pedro Sánchez, ha expresado públicamente su oposición a esta práctica.
Según el mandatario, el cambio de hora “ya no tiene sentido en el mundo actual” y supone más inconvenientes que beneficios tanto para los ciudadanos como para la economía del país.

Sánchez considera que mantener un horario estable durante todo el año sería más coherente con las necesidades sociales, laborales y energéticas de la España moderna. “Propondremos a la Unión Europea suprimir la obligación de cambiar la hora”, afirmó durante una conferencia de prensa reciente. El líder socialista subrayó que el ajuste estacional, instaurado originalmente para aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo energético, ha perdido su función en un contexto de nuevas tecnologías, sistemas inteligentes de iluminación y una sociedad que trabaja y se mueve en horarios mucho más flexibles.
En España, el debate sobre el huso horario y los cambios estacionales tiene una larga historia. Muchos expertos recuerdan que el país vive con una hora adelantada respecto a su posición geográfica natural, lo que genera un desfase crónico entre la luz solar y las rutinas cotidianas. Sánchez sostiene que eliminar el cambio de hora podría ser un primer paso hacia una reforma más amplia del horario español, con el objetivo de sincronizar mejor la jornada laboral con la luz natural y mejorar el bienestar de la población.
Un cambio que divide a Europa
La propuesta de Sánchez se enmarca en una discusión más amplia dentro de la Unión Europea. Desde hace años, la Comisión Europea estudia la posibilidad de eliminar el cambio horario en todo el continente, después de que encuestas públicas mostraran que la mayoría de los ciudadanos europeos preferiría mantener un horario fijo durante todo el año. Sin embargo, los Estados miembros no han alcanzado un consenso sobre qué horario conservar: el de verano o el de invierno.

Países nórdicos, por ejemplo, argumentan que la alternancia horaria todavía ofrece ventajas en la gestión de la luz solar durante los meses más oscuros. En cambio, en el sur de Europa, donde las horas de sol son más abundantes, el cambio se percibe como una molestia innecesaria que afecta al sueño, al rendimiento laboral y al equilibrio biológico de las personas.
Pedro Sánchez ha insistido en que España debe ser un país pionero en la transición hacia un sistema horario más racional y sostenible. Su posición ha sido respaldada por parte del sector empresarial, que considera que la estabilidad horaria favorecería la productividad y simplificaría las relaciones comerciales con el resto del continente.
No obstante, algunos sectores critican la postura del gobierno, alegando que la decisión debería coordinarse a nivel europeo para evitar desajustes entre países vecinos. Pese a las diferencias, el mensaje de Sánchez es claro: en una Europa cada vez más integrada y digitalizada, cambiar la hora dos veces al año parece una costumbre del pasado.